Por Hildegard Willer

periodista

La iglesia católica tiene una estructura claramente jerárquica y discriminatoria en el sentido de que solo hombres que han sido ordenados sacerdotes pueden acceder a la jerarquía de la iglesia católica. Según el derecho canónico, todas las mujeres (incluso las religiosas) y hombres no clérigos son considerados fieles laicos.

Desde los años 70, con las directrices del Segundo Vaticano,  se ha democratizado en algo la jerarquía eclesiástica introduciendo la figura de las conferencias episcopales nacionales como gremio colectivo – lo que significa que el presidente de las conferencias episcopales no es nombrado por una autoridad superior, sino que es elegido por todos los obispos. Sin embargo el derecho canónico no prevé que los laicos tengan voz  y voto en estas elecciones aunque el resultado de las elecciones tenga consecuencias sobre la vida de los fieles laicos.

Pero esto no significa que los laicos estén quietos en asuntos inter-eclesiásticos.  De hecho en varios países los católicos laicos mantienen unas estructuras propias tanto a nivel de cada diócesis como a nivel de las asociaciones religiosas y se expresan públicamente en distintos asuntos.  En Alemania por ejemplo, el comité central de todas las asociaciones católicas funge como ente asesor importante de la Conferencia Episcopal.  En la mayoría de los casos las coordinaciones entre los laicos organizados y las conferencias episcopales suceden en un clima de entendimiento mutuo.

Pero también ha habido casos donde la protesta de los laicos organizados ha influido en las decisiones de la jerarquía eclesiástica. Aquí quiero nombrar algunos:

Sucumbíos/Ecuador

Durante más de veinte años el Vicariato Apostólico de Sucumbíos al norte del Ecuador había mantenido una línea de pastoral social y una pastoral en conjunto entre varios actores. Cuando el obispo carmelita Gonzalo López Marañón presentó su jubilación por límite de edad, el Vaticano nombró en el 2011 como sucesor un representante del grupo ultraconservador Los Heraldos de Cristo.  La protesta pública de laicos en el Ecuador, un ayuno de protesta pública de Mons. Gonzalo López  y la amenaza de intervenir expresada del Presidente Rafael Correa lograron que el Vaticano retirara tanto a los Heraldos de Cristo como a los carmelitas del Vicariato. En este momento los católicos de Sucumbíos esperan que el Vaticano nombre un nuevo obispo.

Suiza

Cuando en el 1988 el nuevo obispo de Coira, Wolfgang Haas, adoptó políticas conservadoras dentro de su diócesis, varios comités de parroquias decidieron ya no pagar su diezmo a la diócesis. Esto es posible porque la iglesia católica suiza es probablemente las más “protestante” de todas las iglesias locales católicas: las decisiones financieras las toman los comités parroquiales, los mismos que también recaudan el diezmo. Ante la huelga financiera de los católicos pudientes de Zurich, el Vaticano decidió al final cambiar el obispo. Para esto creó en el 1998 un nuevo arzobispado en la diminuta Liechtenstein y nombró Wolfgang Haas como su primer arzobispo.  (Es como si al obispo de Lima se le ascendería a arzobispo de las Islas Galápagos).

Austria

La iglesia de Austria ha tenido que lidiar en los últimos años con varios escándalos por pedofilia dentro de sus propios obispos, lo que melló la credibilidad de la iglesia e impulsó a algunos laicos a actuar. Actualmente la plataforma de acción “Somos iglesia” (www.wir-sind-kirche.at) está recogiendo opiniones de fieles laicos sobre criterios que debería aplicar en la elección de obispos.

Habrá muchos ejemplos más en otros países. Pero todo ellos muestran que la voz pública de laicos organizados puede tener impacto, también en asuntos eclesiales donde el derecho canónico no prevé un voto de los laicos.